...el sol se ahogaba en el agua... , y el aire enfríaba por momentos en esa tarde de septiembre...pero su cuerpo al lado del mío me desprendía el calor suficiente para hacerme sentir bien...cada sonrisa y cada mirada que compartíamos desprendían más palabras que nuestros propios labios...sentadas en aquella roca del río veíamos pasar los patos... ...los mismos patos que nos enseñaron un día a frenar con el culo y a girar con las plumas... ...la tarde anterior había ocurrido algo mágico, despistado, especial... ...tú me rascabas la espalda con esa mimosidad que me hacía temblar...y yo sin querer te rocé los labios... ...pero teníamos prisa por separarnos o al menos fue tan rápido y a la vez me sentí tan...perdona...no pasa nada...como si no te dieras cuenta...seguimos la tarde, tú te fuiste a entrenar y yo a mí casa...pero nos reencontramos como todo el tiempo que intentabamos pasar juntas...como todas las horas que intentaba robarte... ...y sin saber cómo esta vez nuestros labios no pudieron separarse...fue tan rojo, fue tan dulce, tan inocente...y nuestros dientes se juntaron con un perdón y una sonrisa...como dos amantes que tropiezan sin querer pero con ganas de más...de mucho más... ...y nos miramos, tu ponías esa carita de añoranza y yo mis ojos de súplica para volver a repetir ese primer beso...y me cogiste en tus brazos y me deslice hacia atrás, tumbada, tan segura de tu cariño que no quise desprenderme nunca más de él...
Vuelve
